Esta semana llena de sorpresas ha culminado con Franco llegando al cuarto frío esta mañana con una carlota atrasada de cumpleaños, para mi; me emocioné y aparte de sentirme sumamente chiveada por el gesto, creo que mis ojitos reflejaban la inmensa felicidad de gratitud hacia mi amigo y colega del trabajo n.n, atiné a darle un abrazo efusivo antes de que saliera de la oficina después de poner la bandeja con le postre en mis manos; por cierto, era de café y descubrí (después de muchos años de pensar erróneamente que eran galletas rígidas que debían ser ablandadas mediante inmersión en leche o café) que las soletas son bastante porosas y probarlas da una sensación análoga a morder una nube... estuvo deliciosa!
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