Monday, March 8, 2021

Crisis

Pues, mis hormonas mensuales ya no son el pretexto que me tiene cabizbaja; creo que es la consciencia que he tomado al respecto sobre ciertas situaciones que estoy provocando yo misma.

Hace unos días, un par de amigos preguntaron sobre planes para mi cumpleaños. La idea era una reunión con ellos porque hace más de 6 meses que no nos hemos puesto en contacto directo; al principio pensé en la clásica salida rápida a comer o cenar al restaurante francés del cual vivo cerca (soy fan de visitar de tanto en tanto), sólo por cumplir; el viernes acudimos a una parrilla argentina que alguien le había recomendado a mi pareja. Nos pareció una buena idea cambiar de lugar y pues, yo, con lo indecisa que suelo ser, dije "sábado o domingo, el día que mejor les acomode". Él comentó haber extendido el recado y que no había inconveniente con ellos en la fecha que yo eligiera.

El sábado se canceló una salida que ya había planeado con una amiga; "responsabilidades de la vida adulta" le dije,  y también que no se preocupara, que ya nos veríamos después. Me ofreció compensarlo con ir a patinar el domingo temprano. No quise ir. Me amargué. De la nada. Realmente pude haberme zafado de no haber hecho la limpieza del refrigerador (porque ni siquiera efectuamos las compras semanales planeadas al revisar el interior del mismo).

Salí de la regadera sencillamente sin ganas de quedar bien con nadie, y sin dar explicaciones de por qué, así que sin ánimos y con mi cara de pocos amigos, le pedí amablemente a mi pareja que el domingo que se dirigiera a ensayar con nuestro amigo, que le dijera que no quiero ver a nadie, ni salir, ni hacer planes, ni nada por mi cumpleaños. No agregué un cortés "espero que lo entiendan". Simplemente aventé la bomba. No me interesa si alguien me entiende al respecto.

Ya me dio ese clásico sentimiento de ahogo que me provocan las reuniones "por quedar bien" o "porque son nuestros amigos y son bien sentidos si les dices que no o les cancelas". Se trata de lo que yo NO quiero; y no quiero poner cara de que las cosas están bien. Para mi no lo están. La última reunión obligada en la que tuve que hacer presencia estuve bastante incómoda (y días antes había evadido otra por la misma situación, mi corazón y mi estabilidad emocional se habían ido por el drenaje en aquella ocasión, y fue muy complejo para mi poner cara de que nada sucedía cuando yo estaba tratando de contener el llanto en cada respiración que daba).


Tengo un sentimiento agridulce porque sé que si se van a amargar. Y entiendo y agradezco la atención que mis amistades me procuran. Pero no quiero ver a nadie. No quiero poner cara de felicidad. No es por los años que voy a cumplir. No es la crisis de la edad.


Lo primero que hice el domingo al despertar fue decirle a mi amiga que patinar el siguiente domingo estaría excelente. Y me dijo que estaba más que puesta. Pero... ayer tuve también la brillante idea de rentar un espacio dentro de la ciudad, con alberca y desconectarme del mundo entero (sólo con mi familia nuclear); estoy revisando disponibilidad porque, como siempre: cumpleaños, quincena, puente y spring break vienen juntos (aparte de la pandemia) este año.



En algún lugar de mis cambiantes pensamientos le pregunté a quien habita conmigo que si no se cansaba de mi. Le extrañó la pregunta, así que aclaré que si no le resultaba fastidiosa mi constante indecisión y cambios de planes. Me abrazó y me dijo "no, siempre nos divertimos".



Por la tarde noche, estuve platicando con las Hydeistas, y Jhana mencionó que no tiene agenda este mes para tatuar, que puedo ir a hacerme el retoque. Esa nueva propuesta está por desplazar todos los planes que ya traía en la cabeza (y sirve que le agregamos más tinta al lienzo).





Estoy analizando seriamente tomarme unos días fuera de la ciudad en completa soledad.




(creo que lo necesito, estoy desvariando demasiado)






Canción para hoy: "All dead - L'arc en ciel"

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