Mi nombre es Diana.
Tengo 35 años.
Creo que siempre he sido jammer en esta historia que protagonizo llamada vida (aunque a veces, también he jugado en la posición de bloqueadora).
Los partidos jugados hasta hoy, han sido contra equipos muy fuertes y mixtos en ocasiones: barreras de ansiedad y depresión, jammer contrario machista, equipos muy unidos de situaciones y personas que parecen inverosímiles si las platico, y justo cuando crees que has pasado a la barrera más difícil de todas, y te preparas para salir a toda velocidad, te golpea un bloqueador que salió de la nada con algo que no esperabas (robo, muerte, abuso, desempleo, etcétera) y al suelo.
Cada partido (etapa o dificultad que he atravesado) me ha obligado a empujar más fuerte, a buscar el hueco para escurrirme, prepararme para un golpe cada vez más fuerte, y a veces, cambiar constantemente la estrategia para poder salir de la barrera que me detiene el paso, y, con ayuda de mi propia barrera (toda esa gente que ha estado para ayudarme a salir de cualquier dificultad que he enfrentado hasta hoy, y a quienes agradezco de modo infinito con el corazón en la mano), me han abierto el hueco, me han extendido el brazo y me han mandado a volar lejos de los bloqueos letales cuando ya no doy para más, porque mi cabeza o mi corazón están saturados.
Como en cada encuentro, hay un motor que desata el catalizador interno que se necesita para llegar con todo a romper la barrera (frustración, enojo, miedo, decepción, alegría, confianza, agilidad). He tratado de pensar que los momentos iniciales del jam solo dependen de mi, de mi concentración, de que tan lejos dejo todo lo que está alrededor. Y a veces me olvido de que mi barrera está conmigo: dando soporte, viendo situaciones de juego que yo no veo, ayudando para dejarme pasar.
Punto ganado, punto quedado... (experiencia ganada, lección aprendida).
Veo mi vida desde este enfoque y con esta similitud.
La diferencia es que no todos mis jams son de dos minutos.
Ni todos los partidos son de una hora, con dos periodos de treinta minutos.
Pero en esencia es igual: si eres jammer, tienes que salir de la barrera; si eres bloqueadora, tienes que evitar que el jammer contrario te derribe y te sobrepase, tienes que ayudar a tu jammer a pasar para anotar puntos a como dé lugar, tienes que recibir y dar golpes, tienes el poder de sacar a tu contrincante del track.
Sobra decir que en cualquiera posición, debes saber que se puede (y no) hacer, como en la vida: cuestiones legales, financieras, civiles, de tránsito, de turista, y un largo etcétera. Y, como en el roller derby, la falta o falla ante cualquier cuestión de este tipo, acarrea consecuencias.
Dentro y fuera del track hay mucha gente y/o situaciones o pruebas que forman parte del enorme trabajo que se requiere para llevar un partido a cabo: NSO, árbitros, jugadores, afición. Casi como la vida misma.
Vivir es roller derby: en un jam infinito con rivales fuertes, y otros ya conocidos. Es jugar todas las posiciones, alternando de vez en cuando pero siempre, siempre siempre el objetivo es hacer la mayor cantidad de puntos por cada jam, y ganar cada partido (también se pierde, pero el no ya lo tengo, siempre busco lo contrario, por necia y aferrada).
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