Me pongo un tanto nostálgica al hacer mi ya trillado recuento de fin de año, por diversas razones.
Éste año empezó mal de ánimo, muy mal emocionalmente y pues, se derrumbó en febrero. En marzo decidí sacudirme la depresión y tratar de concluir mi embarazo de la manera más serena y sana emocionalmente hablando y en abril mi vida entera dejó de pertenecerme, por ella, mi motor, mi mayor alegría y logro humano. Mayo fue readaptación, junio transición, julio vuelta al trabajo y balanceo de nuestra nueva vida familiar. Agosto de desplazamiento, septiembre de reajuste al roller Derby, octubre de cambio, noviembre de realidad y diciembre esperanzador y de dejar fluir lo que daña, para no echarse para atrás.
Me quebré, me deshice y seguí adelante, no sé cómo, si sé por qué y por quién... y también dudé, de mi misma y de mis decisiones.
Hay muchas personas a quién les debo mi gratitud por los momentos difíciles en los que me apoyaron, escucharon, aconsejaron, regañaron y me hicieron pensar en frío.
Se nos fue 2016, con algunas personas, pero llegaron otras (ser madre junto con dos de mis entrañables amigas y un amigo de preparatoria fue muy chistoso), espero que se lleve también algunas cosas que siguen doliendo en mi memoria.
Goodbye, so long... adieu
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