Comience por amar a alguien, tanto (tantísimo) y perderlo. Todo, por completo o si se prefiere, en partes. Espere, paciente y atento puesto que toda forma de comunicación posible se disolverá. Comenzará por sentir un ligero vacío en el estómago que posteriormente se ubicará en el corazón. Deje que las mariposas se escapen, incluso la más pequeña y recóndita de su ser; de preferencia por los ojos.
Entonces sí, usted experimentará un largo y hondo suspiro. Imágenes se acumularán en su cabeza, desgraciadamente no las podrá borrar aunque se sucedan a cada instante. Soñará con mayor frecuencia todo momento dulce que llegó a tener y presenciar con la persona amada.
Entonces sí, usted experimentará un largo y hondo suspiro. Imágenes se acumularán en su cabeza, desgraciadamente no las podrá borrar aunque se sucedan a cada instante. Soñará con mayor frecuencia todo momento dulce que llegó a tener y presenciar con la persona amada.
Entonces necesitará usted el siguiente bastimento: una caja de Kleenex, un teléfono celular con crédito y muchos amigos con tiempo disponible, una botella (o varias) de la bebida alcohólica de su preferencia, fotografías y objetos que evoquen al ser amado y muy, poca, poquísima (casi nula) fuerza de voluntad para olvidar. Después, déle la bienvenida al rencor…