Tuesday, June 5, 2018

Familia deportiva

Me encuentro inmersa dentro de, lo que yo creía que no me pasaría hace 4 años cuando tuve que elegir una "familia" derby: las opciones que tenia sobre la mesa para comenzar a entrenar en este fabuloso deporte eran Amazonas (con quienes ya me había puesto en contacto vía correo electrónico) o Minervas (de quienes me habló la empleada de la tienda donde fui a cotizar mi equipo).

Recuerdo haber tenido como este conflicto emocional de quedarle mal a las que les hablé primero por irme ante una mejor propuesta. ¿Mejor en qué sentido? Pako me dijo: es como en el fut americano, escoges; revisa la actividad reciente de cada equipo, y decide con quién quieres hacer "familia", puesto que no nada más es decir me gustó el uniforme, conozco a alguna chica, etcétera. Y después de analizarlo, decidí elegir a quienes, tenían reseñas de sus partidos, mostraban actividad local y foránea de sus juegos, estaban vigentes como equipo pues.

Debido a mi complicado rol de turnos de trabajo cuando empecé a practicar, me ausentaba cada 15 días, y mi progreso fue lento en relación a las chicas que empezaron junto conmigo; al cumplir primer año, me enteré de que estaba embarazada y me tuve que bajar de los patines por mi propia seguridad. El regreso de repente se me acomodaba y a veces no (pues entre los horarios de la pequeña, mi cansancio de volver al trabajo y llegar a casa a hacer quehaceres y labores de mamá, el horario de mi pareja, la lluvia, y un largo etcétera), por lo que me tardé en agarrar el rollo un rato... hasta que se empezó a hacer más pequeño cada tiempo de práctica por mucho que me aferrara a llegar a la pista. 

En agosto de 2017, aparentemente iba a debutar junto con las reclutas más recientes en el equipo y de pronto, se cancela el partido porque nadie tiene el nivel mínimo requerido para jugar. Me frustré, renegué, me sentí y me enojé y dejé de ir, en parte porque me tocaba cubrir las vacaciones de una chica de mi departamento en el trabajo a finales de ese mes, otra en septiembre y las últimas en octubre (que también se me atravesó un cuadro de dengue en compañía de mi pareja) y ya para noviembre que iba a ser el nacional en esta Perla Tapatía como sede, ya andaba yo muy desapegada en parte por apática por falta de tiempo y porque, como diario, me enfermé espantoso ese fin de semana y me la pasé tirada en el seguro con suero intravenoso de goteo lento.

Para el séptimo aniversario de la LRDGDL hubo una reunión en las canchas donde entrenamos, una convivencia pequeñita entre todos los que asistimos (con peque incluida), desde las personas que fundaron hasta las más nuevas integrándose al equipo local. Cada quien contó como llegó ahí en materia del deporte; yo dije que por aferrada iba a seguir en pie.

Por ahí de marzo, me reencuentro con una amiga que hice por medio del equipo, y empezamos a hablar de proyectos alternos a nuestros trabajos, entre ellos, la forma en como cada una de nosotras dejó de ir a entrenar por trabajo, falta de tiempo, emprendimiento personal, maternidad... y resultó en una agradable coincidencia que su marido (quien también había dejado de jugar roller derby por poner un negocio propio) estaba reviviendo a uno de los equipos integrantes de la liga, porque a final de cuentas, quiere seguir en estos menesteres y no se acomodan los horarios personales con los recreativos; y en el caso de los hombres, esta temporada ni siquiera se completaron los jugadores y cada integrante, vio con quien jugar "prestado" en otros equipos foráneos en lo que la plantilla se vuelve a reacomodar.

Si algo me gusta, difícilmente puedo desprenderme de ello, así que decidí apoyar el proyecto puesto que para mis horarios laborales y hogareños se acomodaba ¡perfecto! (tuve que hacer unos reajustes a mis días de descanso) pero siento que vale la pena, porque a final de cuentas, es algo que me gusta, me reta, me recuerda el bache fisiológico de salud en el que estuve hace cuatro años y como éste deporte me ayudó a salir bien librada de mis pensamientos pendejos respecto a eso, y como había dicho antes, sigo de aferrada y en pie.

Me acordé de las sabias palabras de "escoger una familia", cuando fuimos a hacer reclutamiento masivo, justo porque ese fue mi punto de partida para elegir a las Minervas por encima de las Amazonas en un inicio, porque, como bien planteó en aquel momento Pako, es compromterese con el equipo. Y si el equipo no es lo que tu quieres o esperas, pues te cambias y ya... sin querer sucedió.

Y como en las familias de sangre: hay gente con la que te llevas de maravilla, hay a quienes no conoces o no te place su compañía y/o convivencia en las reuniones; hay gente con la que compartes aficiones, intereses y gustos, sin importar las edades o ciudades de residencia.

Por cierto, que le dije a un par de amigas que siempre mostraron interés en el deporte o de asistir a juegos a verme dar trancazos para que se unieran al equipo, porque ya no va a existir el impedimento del horarios laboral incompatible con su desplazamiento al término del entrenamiento; veremos si tengo poder de convencimiento...

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