Después de todo, correr desaforadamente nunca me llevó a nada bueno... al menos, durante el tiempo que lo hice, escapaba constantemente de mis demonios; sin embrago, yo sabía que ellos seguían, ahí, en medio de las penumbras en espera de que yo saliera de nuevo huyendo debido a su causa, cuando perdiera el control sobre los mismos.
Es curioso como una piensa que puede ganarle a un problema del cual es plenamente consciente sin hacerle frente, usando paliativos y desviando la atención a otras cosas significativamente más apremiantes.
Me siento estúpida.
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