Estar con la persona correcta como compañero de vida (sentimental) puede ser algo difícil de explicar; no todo se trata de amor, dinero, estabilidad, madurez... a veces es una vertiginosa mezcla de lo anterior y mil factores variables más.
A pesar de las buenas y las malas, las feas (horribles pues) y las inesperadas situaciones en las que nos hemos visto, sé que estoy con alguien que me da su apoyo ante todo, a veces moral, a veces económico; a veces da todo lo que puede dar.
Es reconfortante saber que puedes ir caminando en la cuerda floja y te puedes desplomar, porque esa persona ahí va a estar: para no soltarte aunque no puedas más.
Pero, también los compañeros de vida son amigos (de verdad, lo he comprobado), de esos que se juegan hasta el pellejo por ti. Son con quienes haces un "click" increíble. Es difícil de explicar. Sólo se siente, y es recíproco: es esa gente por la que vale la pena el trayecto tanto como el destino final.
Es esa parte firme que te sostiene cada que sientes que la situación te está sobrepasando: una palabra, un abrazo, una mirada, una opinión... y eso lo cambia todo. Es quien te regala una nueva perspectiva sobre algo que tu no habías considerado, quien te dice lo que no quieres oír cuando menos necesitas oírlo, quien se alegra con tus triunfos y te acompaña en tus batallas, llora tus derrotas y brinda en tu honor.
Se siente bonito saber que hay alguien que, cuando lo necesites, estará para brindarte refugio y hasta una patada para poder avanzar.
Gracias a quienes lo han hecho por mi.
Gracias a quienes se acercaron a mi para poder ser el apoyo que necesitaban.