Desde hace varios cumpleaños (propios o ajenos) y en general de festividades, he notado que en vez de causarme ilusión, alegría o esperanzarme a recibir cierto regalo o felicitaciones de mis amigos que están lejos, me provoca una tensión tremenda.
Si es de alguien más: el estrés de ponernos de acuerdo con la organización (quién compra o trae tal cosa, cuando decoramos, etc.), el lugar, preguntar a la discreta si quiere pastel, gelatina o una buena peda... o si no quiere regalo, a dónde podemos ir de paseo, o a comer, o cenar, o qué quiere simplemente.
Mi cumpleaños número 32 me pasó totalmente sin importancia. ¿El motivo? estaba a menos de un mes de convertirme en madre, estaba gorda, triste y deprimida por detalles en mi relación de pareja, apática con toda la gente que se quiso acercar y si se los dejé en claro cada que alguien se atrevía a preguntar "¿qué quieres de regalo?". Yo respondía con un seco "nada, y no quiero hacer nada". Fue un domingo y francamente estuve como ballena encallada viendo televisión y durmiéndome a ratos (como es mi costumbre) por la terrible depresión que estaba compartiendo mi estado de gestación en ese instante. De verdad no estaba de humor para andar agradeciendo por las felicitaciones ni por educación. quería estar metida en el centro de la tierra, lejos de todos y olvidarme de mi tristeza un instante.
Dejé de ser tan atenta y detallista debido a ciertas malas jugadas de la gente para quienes (en algún momento) hice un regalo de cumpleaños y ni siquiera lo valoraron; sé que está mal generalizar, pero a una también se le van muriendo las ganas de hacer las cosas porque siente que su tiempo / dinero / esfuerzo no es tomado en cuenta. Con la gente que de verdad lo aprecia, si pongo todo el corazón, y el bolsillo, y lo que haga falta.
Ignoro si mi sentimiento de tensión desaparecerá o se incrementará con el tiempo.
Monday, October 23, 2017
Friday, September 29, 2017
Hijos
De manera sorprendente, esta semana un amigo que ya no trabaja conmigo y que tampoco traía celular me contacta, me pregunta como están las cosas en mi vida laboral y de manera personal, me pregunta por mi maternidad.
Me dio mucho gusto saludarlo y saber que está trabajando y al parecer, está estable económicamente hablando, ya que también es padre de un pequeñito, como 6 meses menor que mi hija.
Lo que me sacó de onda es su actitud hacia su hijo (que igual a mi que fregados me importa cómo lo críe y cómo lo trate no es mi chamaco a final de cuentas, pero si sentí muy feo al leer sus comentarios de padre); sé que dicen por ahí que "los hijos son como los pedos, nomás uno aguanta los suyos" pero, de ser seco y sangrón a doblar las manos y cambiar por no replicar las formas de educación que a uno le tocaron, hay una abismal diferencia desde mi perspectiva.
La típica: muchos de mi generación (hombres y mujeres), sin importar condición social o económica, fuimos criados con golpes, gritos y hasta chantaje psicológico. Normalizamos la violencia, y en el caso de los que ya somos padres, más de alguno hemos dicho "yo no quiero hacer eso con mis hijos". Uno se esfuerza, de verdad, lee artículos sobre crianza y movimiento libre, sobre lactancia, sobre como educar a un niño sin decirle "no", etc.
Siendo más joven que yo por diez años, me sorprendió mi amigo diciéndome "eso no me cambia sólo porque sea mi hijo"; digo, yo sé que cada persona tiene sus usos, costumbre y problemas, y francamente hay días en que nuestros hijos no están en la mejor disposición de obedecernos, o están insoportables por algún motivo, y sólo quieren que los carguemos, apapachemos, y nos dejan los pelos de punta, porque también nosotros como adultos, no les tenemos paciencia o tuvimos un día fatal en el trabajo o trayecto, en fin, las combinaciones y posibilidades son infinitas.
Traté de ponerle a mi amigo la cosa a manera de lección y decirle "ser padre o te cambia la vida o te vale un reverendo cacahuate"; traducción: te interesa o no involucrarte en cómo criarlos para precisamente, no repetir lo que no te gustó que hicieron contigo. Es difícil, no lo niego, pero hay que tener un poquito de sentido común, y no piedras en el corazón como mi amigo, que se mostraba inflexible ante ciertas preguntas que le hice respecto a su paternidad. Casi que me dijo "soy papá porque mi esposa estaba aferrada a tener hijos", y de verdad sentí un hueco en la garganta y pensé "pobre de su hijo, va a buscar aprobación y despertarle el interés a su propio papá toda la vida".
Se me quedó atorado ese trago tan amargo que tenía que sacarlo de alguna forma. De verdad sentí muy feo por el pobre niño, o sea, ni el año tiene y a ratos le hace caso y a ratos no su propio papá... eso pasaba en los tiempos de mis abuelos, donde casi que el padre era la figura ausente por trabajo o por cabrón (si, también eso era muy común y aceptado socialmente), mientras la madre tenía que estar para los hijos, la casa, y las que trabajaban, pues hacían que parte de sus labores recayeran en sus hijos o hijas mayores, al cuidar de sus hermanos pequeños. Salvedades como hijos criados por tíos, o abuelos por ausencia de sus padres, pero en pleno 2017 que me saliera con eso mi amigo, si fue motivo personal para cuestionarme su amistad, y mejor dejarlo pasar de largo (no sé, sigo pensando que el tipo está mal respecto a como trata a su hijo, pero como dije al principio, no es mío, pobrecito chiquillo, y nada más).
No se trata de ser padre o madre sólo porque la pareja anhela; si uno no lo planea pero acepta la responsabilidad que ello implica, también hay que saber dónde y con quién dar el brazo a torcer, y, sobre todo, tener corazón.
Me dio mucho gusto saludarlo y saber que está trabajando y al parecer, está estable económicamente hablando, ya que también es padre de un pequeñito, como 6 meses menor que mi hija.
Lo que me sacó de onda es su actitud hacia su hijo (que igual a mi que fregados me importa cómo lo críe y cómo lo trate no es mi chamaco a final de cuentas, pero si sentí muy feo al leer sus comentarios de padre); sé que dicen por ahí que "los hijos son como los pedos, nomás uno aguanta los suyos" pero, de ser seco y sangrón a doblar las manos y cambiar por no replicar las formas de educación que a uno le tocaron, hay una abismal diferencia desde mi perspectiva.
La típica: muchos de mi generación (hombres y mujeres), sin importar condición social o económica, fuimos criados con golpes, gritos y hasta chantaje psicológico. Normalizamos la violencia, y en el caso de los que ya somos padres, más de alguno hemos dicho "yo no quiero hacer eso con mis hijos". Uno se esfuerza, de verdad, lee artículos sobre crianza y movimiento libre, sobre lactancia, sobre como educar a un niño sin decirle "no", etc.
Siendo más joven que yo por diez años, me sorprendió mi amigo diciéndome "eso no me cambia sólo porque sea mi hijo"; digo, yo sé que cada persona tiene sus usos, costumbre y problemas, y francamente hay días en que nuestros hijos no están en la mejor disposición de obedecernos, o están insoportables por algún motivo, y sólo quieren que los carguemos, apapachemos, y nos dejan los pelos de punta, porque también nosotros como adultos, no les tenemos paciencia o tuvimos un día fatal en el trabajo o trayecto, en fin, las combinaciones y posibilidades son infinitas.
Traté de ponerle a mi amigo la cosa a manera de lección y decirle "ser padre o te cambia la vida o te vale un reverendo cacahuate"; traducción: te interesa o no involucrarte en cómo criarlos para precisamente, no repetir lo que no te gustó que hicieron contigo. Es difícil, no lo niego, pero hay que tener un poquito de sentido común, y no piedras en el corazón como mi amigo, que se mostraba inflexible ante ciertas preguntas que le hice respecto a su paternidad. Casi que me dijo "soy papá porque mi esposa estaba aferrada a tener hijos", y de verdad sentí un hueco en la garganta y pensé "pobre de su hijo, va a buscar aprobación y despertarle el interés a su propio papá toda la vida".
Se me quedó atorado ese trago tan amargo que tenía que sacarlo de alguna forma. De verdad sentí muy feo por el pobre niño, o sea, ni el año tiene y a ratos le hace caso y a ratos no su propio papá... eso pasaba en los tiempos de mis abuelos, donde casi que el padre era la figura ausente por trabajo o por cabrón (si, también eso era muy común y aceptado socialmente), mientras la madre tenía que estar para los hijos, la casa, y las que trabajaban, pues hacían que parte de sus labores recayeran en sus hijos o hijas mayores, al cuidar de sus hermanos pequeños. Salvedades como hijos criados por tíos, o abuelos por ausencia de sus padres, pero en pleno 2017 que me saliera con eso mi amigo, si fue motivo personal para cuestionarme su amistad, y mejor dejarlo pasar de largo (no sé, sigo pensando que el tipo está mal respecto a como trata a su hijo, pero como dije al principio, no es mío, pobrecito chiquillo, y nada más).
No se trata de ser padre o madre sólo porque la pareja anhela; si uno no lo planea pero acepta la responsabilidad que ello implica, también hay que saber dónde y con quién dar el brazo a torcer, y, sobre todo, tener corazón.
Monday, September 25, 2017
Abuela
Mi hija ha aprendido, gracias a lo que ve en televisión (Peppa Pig) a decir desaforadamente esta semana "abuela"
Tuesday, July 18, 2017
Friday, February 17, 2017
Microchips: mi primer acercamiento a Pink Floyd
Recuerdo que José Juan Zapata me prestó un álbum doble de los mejores temas de dicha agrupación estando ya en la universidad y el tan aclamado por mucha gente "dark side of the moon" (que ya había tenido la fortuna de escuchar en el Tumbao como "Dub side of the moon"), pero, esa fue mi incursión formal a ese mundo progresivo inglés revolucionario.
Sin embargo, escucho de vez en cuando el disco de Microchips "Niños eléctricos" (que tenía de niña en LP), tiene un cover de "the wall" que no me pasó tan desapercibido al parecer, porque en cuanto escuché los primeros acordes del CD prestado algo rebotó en mi memoria y dije "yo ya había escuchado esto antes", claro que cuando yo tenía como 5 años no sabía ni quien era Pink Floyd y digamos, mi fuente de consulta fiable al momento (mi papá) no era gustoso de dicho género musical como para ilustrarme al respecto...
Mucha gente se queja de los covers, pero en México antes de que la escena se abriera por completo al rock en español, muchos de los artistas del momento se hicieron "grandes" por interpretar los éxitos de otros extrajeros en español (salvo ABBA, que ellos si grababan en español ;D y claro que también los deben haber "covereado")... en particular, algunos cover me agradan incluso más que ciertas piezas originales.
Mi punto es que sin este artilugio de la industria tal vez nos hubiésemos perdido de mucha excelente música a la cual no podíamos accesar hace unos 20 años con tanta facilidad como ahora con las plataformas digitales y con un click regresar al tiempo, incluso antes de nuestro nacimiento, con calidad digital ;)
Sin embargo, escucho de vez en cuando el disco de Microchips "Niños eléctricos" (que tenía de niña en LP), tiene un cover de "the wall" que no me pasó tan desapercibido al parecer, porque en cuanto escuché los primeros acordes del CD prestado algo rebotó en mi memoria y dije "yo ya había escuchado esto antes", claro que cuando yo tenía como 5 años no sabía ni quien era Pink Floyd y digamos, mi fuente de consulta fiable al momento (mi papá) no era gustoso de dicho género musical como para ilustrarme al respecto...
Mucha gente se queja de los covers, pero en México antes de que la escena se abriera por completo al rock en español, muchos de los artistas del momento se hicieron "grandes" por interpretar los éxitos de otros extrajeros en español (salvo ABBA, que ellos si grababan en español ;D y claro que también los deben haber "covereado")... en particular, algunos cover me agradan incluso más que ciertas piezas originales.
Mi punto es que sin este artilugio de la industria tal vez nos hubiésemos perdido de mucha excelente música a la cual no podíamos accesar hace unos 20 años con tanta facilidad como ahora con las plataformas digitales y con un click regresar al tiempo, incluso antes de nuestro nacimiento, con calidad digital ;)
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Thursday, January 19, 2017
Nostalgia
Hoy, sin motivo aparente tengo muchas ganas de llorar, me siento entre el hervor de las verduras y esterilizar biberones a observar mi vida, y tengo una tristeza devastadora. No es por el pasado, no sé si sea por el futuro, no sé si es por miedo o insertidumbre.
Recordé a gente que pisó fuerte y después se desvaneció, y a otra que no se ha disuelto (para bien o para mal).
Escucho en la habitación contigua a mi hija de casi nueve meses toser un poco mientras duerme plácidamente, me estremese la idea de que algún día simplemente dejaré de verla (recuerdo que alguien mencionó alguna vez que quería "trascender" y pues, yo lo hice, muchos años después).
Hay una red invisible sobre mis pensamientos batidos justo ahora, creo que necesito terminar de hacer pendientes de guardería e irme a compartir ese mágico momento de dormir con mi pequeña, esperando que el sueño se lleve esas ganas desbordantes de quebrarme sin saber porqué.
Recordé a gente que pisó fuerte y después se desvaneció, y a otra que no se ha disuelto (para bien o para mal).
Escucho en la habitación contigua a mi hija de casi nueve meses toser un poco mientras duerme plácidamente, me estremese la idea de que algún día simplemente dejaré de verla (recuerdo que alguien mencionó alguna vez que quería "trascender" y pues, yo lo hice, muchos años después).
Hay una red invisible sobre mis pensamientos batidos justo ahora, creo que necesito terminar de hacer pendientes de guardería e irme a compartir ese mágico momento de dormir con mi pequeña, esperando que el sueño se lleve esas ganas desbordantes de quebrarme sin saber porqué.
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