Sucedió despué de dos operaciones ahora que recuerdo...
La historia comienza en 2011, noviembre para ser exacta, estaba en casa de mis padres en Torreón recuperándome de la cirugía láser para dejar los lentes definitivamente, deprimida, sin empleo, viviendo sola desde mayo de ese mismo año, y acababa de gastarme la liquidación a mi salud. Pasaba demasiado tiempo viendo televisión cuando una película lo volteó todo en mi interior: patines y trancazos = roller derby.
Mis recién estrenados ojos no daban cabida a lo que veían, era la dosis exacta de violencia sobre patines que conformaba ese deporte nuevo para mi, y algo dentro de mi se removió buscando esa adrenalina sobre ruedas que, debido a la recuperación debía esperar hasta mi alta médica (y claro, conseguir empleo era prioridad).
No fue hasta mayo de 2014 que nuevamente esas dos palabras mágicas volvieron a aparecer después de otra cirugía que tuve, para tambalear mi mundo entero que parecía muy negro en ese momento.
Me sentía incompleta, falta de mi misma, mutilada emocionalmente después de esa intervención.
Quería (y necesitaba) algo para reconciliarme conmigo y sentirme yo de nuevo.
Decidida a ir tras el sueño lo primero fue investigar en Guadalajara, empecé a leer mucho del deporte en México, buscar en facebook, ver videos y cada día crecía este interés de hacerlo realidad con el apoyo de mi novio que me dijo: es como en el americano, es como entrar a una familia. Tenía ya una elección un tanto temerosa sobre con quien practicaría y fui a buscar el monto a invertir en equipo y de verdad le agradezco con el corazón a la hermosa persona que me asesoró y me hizo cambiar de decisión respecto a que nueva "familia" me integraría.
Era agosto de 2014 y Minervas era mi nuevo objetivo en la vida. Volver a treparme a unos quads como los que fueron mis primeros patines cuando tenía 8 años no fue fácil, en los años previos había comprado unos en línea y me salía a ve ces los domingos a la vía recreactiva un rato, pero darme cuenta de las acrobacias que se podían ejecutar sobre dos ejes para darle vida al deporte fue algo que me dejó con una sola cosa en la cabeza los siguientes días "no sê patinar"...
Al principio me sentía como Bambi al intentar replicar alguno de los ejercicios que ponían para entrar en calor, y me hice la mejor amiga del suelo ya que lo visitaba bastante seguido; sin dejar que mi ya quebrado espíritu me dejara sola en cada caída. Lo que más me gustaba del asunto era la diversidad de gente en el grupo unida por esa causa solamente. Eso es genial porque no hay edad, complexión, sexo o algún otro factor que determine si la vas a armar o no en el deporte, el límite eres tu (tus lesiones viejas claro que tienen que ver en este punto).
Y con todo y que rolaba turno en el trabajo ir a rodar sobre la pista era mi hit en los turnos de mañana era poder volar un poquito más alto cada vez, con alguno que otro aterrizaje forzoso, ir venciendo el miedo a estamparte en la barrera de bloqueadores al empezar un jam, es encontrar que te funciona mejor como estrategia, es confiar ciegamente en que quien está a tu lado va a cuidar tu pellejo como tu estarías dispuesta a cuidar el suyo.
Justo unos días despuês de haber cumplido un año de haberme sumado a esta creciente y hermosa familia derby tuve que ausentarme por un tiempo (ya que le estaba entrando con menos miedo a ser jammer en los entrenamientos)... me enteré que estaba embarazada
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