no decía nada
era hermética como un recipiente plástico
ni lo bueno, ni lo malo, era cerrada
pese a que el dolor en ocasiones la carcomía por dentro
no emitía sonido alguno
no se enmarcaba en expresiones corporales para desahogarse
pocas veces se le ha visto llorar por dolor, por amargura, por tristeza
(no es que no las experimente, es que no las manifiesta)
por el contrario, se le ha visto reír
su rostro tiene un gesto de extrañeza la mayor parte del tiempo
se le ve en actitud pasiva y despreocupada ante las situaciones que sabe que no puede controlar (ya después de tantos años lo tomó menos a pecho)
se preocupa por todo y no dice nada, se preocupa por nada y pocas veces ha escupido todo, se preocupa...
no entiende razones si no son suyas, y tampoco las comparte
es paciente, delicada, detallista, modesta, humilde, soporta todo lo que la vida le echa en la cara (malamente, ya que ella no tiene el tipo de ser de las que se aguante, o al menos eso yo creía), tiene talento y sabe sacarle jugo poco a poco en vez de exprimirlo al primer encuentro, es crítica y también criticada, es bondadosa, es desinteresada, es tantas cosas: doctora, cocinera, costurera, confidente, amiga, madre, hermana, tía, madrina, maga, economista, inventora, alquimista, química, matemática, física, filósofa, prudente… es muchas cosas pero desgraciadamente no es mi confidente, no es mi mejor amiga, no es mi cómplice porque no entiende mis razones ni mi modo de ver la vida, no es el hombro sobre el cual me pongo a llorar cuando todo se va por la borda y termina mal
tiene defectos, como todos los seres humanos, pero a veces eso puede más que su propio yo (su servidora ignora cuál es su verdadero yo a la fecha)
y aún así despierta una fascinación ante quienes la tratan, ese extraño modo de ser te atrapa, te interesa, te desarma...
es tan predecible y tan impredecible, que a veces entiendo porque yo soy así, o al menos, a quién se lo aprendí
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