Tuve un día laboral bastante basura ayer, y hoy llegó un contenedor para descargar material. Como siempre, hice un recorrido visual por la parte periférica del vehículo para ver si alguna de las partes que tiene en la suspensión me resultan conocidas o no. Al ver que había varias cositas dentro de la cabina que justo acababa de liberarle a diseño, me atreví a pedirle el favor al conductor, para que me abriera el cofre y poder tomar algunas fotografías. Accedió. Yo ya estaba en medio de mi tarea cuando sale la persona responsable de vigilancia en turno y se pone a ver las piezas igual que yo. Menciona que en su ausencia hemos estado desarrollando muchas piezas como las que ve en el vehículo y no las conoce.
Le pido de favor que le marque a diseño para que baje y podamos ver aplicación de las partes que ya se diseñaron (o incluso se fabricaron). Y ahí estaba yo adentro del cofre, entre la defensa y el motor de la cabina del trailer, sintiéndome como pez en el agua; en medio del recorrido, aparece mi jefe y me pide que le tome fotos a cosas muy específicas, porque quiere empezar a fabricarlas.
A pesar de que el día anterior estuve a 2 pesos de tirar la toalla por incompetencia ajena y de que cuestionasen mi trabajo (de nuevo), la amabilidad del extraño que me dejó tomar fotografías, restauró un poquito mi fe en la humanidad...