Hoy, sin motivo aparente tengo muchas ganas de llorar, me siento entre el hervor de las verduras y esterilizar biberones a observar mi vida, y tengo una tristeza devastadora. No es por el pasado, no sé si sea por el futuro, no sé si es por miedo o insertidumbre.
Recordé a gente que pisó fuerte y después se desvaneció, y a otra que no se ha disuelto (para bien o para mal).
Escucho en la habitación contigua a mi hija de casi nueve meses toser un poco mientras duerme plácidamente, me estremese la idea de que algún día simplemente dejaré de verla (recuerdo que alguien mencionó alguna vez que quería "trascender" y pues, yo lo hice, muchos años después).
Hay una red invisible sobre mis pensamientos batidos justo ahora, creo que necesito terminar de hacer pendientes de guardería e irme a compartir ese mágico momento de dormir con mi pequeña, esperando que el sueño se lleve esas ganas desbordantes de quebrarme sin saber porqué.